sábado, 27 de abril de 2024 00:08h.

Wyatt Earp: los claroscuros que quedaron tras la leyenda

Lo encarnaron actores tan distintos como Henry Fonda, Burt Lancaster, Randolph Scott, Kurt Russell o Kevin Costner y, siempre, se ha visto como uno de los héroes fundamentales de la historia de los Estados Unidos. Pero, como sucede con todos los mitos, detrás de Wyatt Earp hay tantas luces como sombras. Hoy, 19 de marzo, aniversario de su nacimiento, los analizamos. 

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Wyatt Earp tenía 31 años cuando en 1879 se trasladó al lugar que le iba a hacer famoso: Tombstone, en Arizona, una pequeña población que, según la leyenda, había recibido ese nombre porque al hombre que halló allí las vetas de plata que provocarían la construcción del asentamiento, le habían dicho que lo único que encontraría en ese lugar iba a ser su “lápida (“tombstone” en español). Era, para Wyatt, uno más de los muchos destinos al que había llegado en su vida. Aunque esta vez lo hacía con el deseo de trabajar como granjero. Su destino, sin embargo, iba a ser muy distinto, pues sus hermanos, Virgil y Morgan, que trabajaban en la policía de la población, le convencieron para que se uniera a  ellos. A fin de cuentas, Wyatt ya había desempañando anteriormente ese oficio en el pasado, con un desempeño en el que había demostrado su valía y su carácter implacable. Cosa que en Tombstone volvió a demostrar, al punto de que, poco después, logró que le eligieran Marshall de la población.

Lo hizo convencido de que aquel oficio le obligaba a ser duro. Que el orden, en aquel lugar, solo podría mantenerse con la fuerza. Y persiguió a los bandidos sin que le temblara el pulso a la hora de disparar. Algo que, por supuesto, le granjeó numerosos enemigos. Lo que, unido a las luchas políticas, le hizo ser mal visto por parte de la población. Y es que Wyatt también logró ser Marshall gracias al importante apoyo del Partido Republicano, al que se había unido, cosa que, por supuesto, le valió las reticencias de los demócratas de localidad, quienes, a su vez, tenían relaciones con el grupo de los hermanos Clanton. Un caldo de cultivo que acabó provocando la lucha abierta de estos últimos con Wyatt y que se saldaría en el violento y famoso tiroteo de “OK Corral”, en 1881. Un momento que apenas duró 30 segundos y en el que Wyatt y los suyos mataron a tres integrantes de los Clanton.

Este hecho fugaz acabó teniendo gran trascendencia en los Estados Unidos. No en vano, este era un país que, por su reciente creación, tenía en su Historia pocos episodios que le permitieran forjar una identidad nacional y una galería propia de mitos y héroes.

Este hecho fugaz acabó teniendo gran trascendencia en los Estados Unidos. No en vano, este era un país que, por su reciente creación, tenía en su Historia pocos episodios que le permitieran forjar una identidad nacional y una galería propia de mitos y héroes. Y, además, lo de “Ok Corral” se alargó más en el tiempo, pues, poco después, en venganza por lo sucedido, los Clanton mataron a Morgan Earp y dejaron a Virgil inválido, cosa que llevó a Wyatt a perseguir a los culpables sin cesar hasta que logró acabar con todos ellos. De este modo, se constituyó la base de un mito que aún cobró más fuerza en los años siguientes tras ser llevado a la literatura y, sobre todo, a la gran pantalla. Y es que ha habido pocos personajes históricos que hayan recreado tantos actores distintos. Entre ellos, Randolph Scott, Henry Fonda, Will Geer, Burt Lancaster, James Stewart, Guy Madison, James Garner, Kurt Russell o Kevin Costner.  

Todos, es cierto, le han dado su aporte personal, pero en general han sido positivos con el mito. Ahora bien, si registramos los periódicos del momento encontraremos algunos claroscuros, sobre todo, si estos son de ideología demócrata. Pues en ellos se asegura que el famoso tiroteo de “Ok Corral” no fue más que un asesinato a sangre fría. Y se recuerda que uno de los chicos que fallecieron tenía tan solo 19 años.   

Han sido, sin embargo, las investigaciones que han estudiado su vida anterior las que han demostrado que Earp nunca tuvo muy claras las fronteras que separaban el bien del mal. Y que estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para sobrevivir.

Pero han sido, sin embargo, las investigaciones que han estudiado su vida anterior las que han demostrado que Earp nunca tuvo muy claras las fronteras que separaban el bien del mal. Y que estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para sobrevivir. Así, consta que en los años anteriores a su llegada a Tombstone le habían detenido por haberse quedado con una parte del dinero que debía ir a la construcción de centros escolares en Missouri. Y, también, se le había perseguido por robo de caballos, un delito desde luego bien habitual en aquel momento, así como por haber estado al cargo de varios prostíbulos y por el hecho de haber utilizado sus influencias como Marshall de Wichita para conseguir trabajo para sus hermanos. Incluso después de “OK Corral”se recogen algunos momentos oscuros en su biografía. Como, por ejemplo, cuando se convirtió en árbitro de boxeo. Así, se sabe que se le acuso de haber amañado un combate que tuvo lugar el 2 de diciembre de 1896 en San Francisco. De hecho, muchos periódicos aseguraron que Wyatt había recibido dinero –una cantidad nada desdeñable- para que durante el combate descalificara al hombre que todos daban como ganador; al  punto de que, al final, el héroe de “Ok Corral” se vio obligado a ir a los tribunales por ello. Eso sí, este salió impune tras considerar el juez que, como el boxeo en San Francisco era ilegal, no podía tratar ningún amaño, cierto o no, que se pudiera hacer allí.

Luego de esto, parece, Earp logró una mayor estabilidad, desempeñando varios empleos y realizando distintas inversiones inmobiliarias. Además, a partir de 1910  trabajó como cazarrecompensas, al servicio de la Policía de los Ángeles, y consiguió trabajo como asesor en las películas del oeste del naciente Hollywood (de hecho, según la leyenda, sirvió de asesor al entonces jovencísimo John Wayne para sus primeros papeles de cowboy).

Fue, por tanto, Wyatt Earp un hombre que se movió entre dos aguas. Un hombre que, pese a todo, sigue siendo un personaje heroico para los estadounidenses. Y, sin duda, así seguirá siendo. Y a Tombstone seguirán acudiendo hombres y mujeres para que les recreen y expliquen lo sucedido allí (de hecho, hoy día buena parte de la economía de esta población procede del turismo). Y los manuales de los escolares seguirán hablando de Wyatt Earp, de su amigo Doc Holliday y de los hermanos Clanton. Y seguirán haciéndose libros, comics y películas que tratarán su vida, quizá con otras perspectivas, pero siempre desde la conciencia de que están tratando a alguien especial. Es lo que sucede con los mitos: se resisten a dejar de serlo, se descubra lo que se descubra.