Con A sangre fría (1966) Truman Capote demostró que la realidad podía ser tan atractiva como la ficción. Del mismo modo que logró poner de manifiesto el lado más oscuro y violento de la sociedad estadounidense. Pero la historia de esta novela y el proceso que vivió para escribirla son especialmente complejos. Y más, si consideramos que Truman acabó vinculándose emocionalmente con uno de sus asesinos, Perry Smith. Fuera como fuese, algo consumió a este escritor en el proceso, pues tras la publicación, y hasta la fecha de su muerte, el 25 de agosto de 1984, ya no volvió a completar ninguna novela más.
Matar a un ruiseñor es uno de los grandes clásicos de la historia de la literatura. Una obra que durante los años sesenta ayudó a forjar el ideario en pro de los derechos civiles de la población negra. Merece la pena recordar a su autora ahora que se cumple el aniversario de su nacimiento.