lunes, 14 de octubre de 2024 00:02h.

Robert Devereux, el ambicioso conde que pasó de ser favorito de Isabel I a morir ejecutado por orden de su reina

La historia de Robert Devereux, segundo conde de Essex, es el reflejo de una ambición que, para cumplir sus objetivos, debía pasar por un hecho: que, bajo su mando, los hombres de Isabel I lograran derrotar a los españoles. Esto le permitiría convertirse en el héroe de Inglaterra y permanecer junto a la reina, que había hecho de él su favorito. Sin embargo, pese a lograr victorias como el saqueo de Cádiz en 1596, al final, su destino fue mucho más oscuro.
Robert Devereaux e Isabel I
Robert Devereaux e Isabel I

Fue un 25 de febrero de 1601. Apartado de los ojos de las multitudes, Robert Devereux, segundo conde de Essex, fue conducido hacia el cadalso. Apenas unas semanas atrás había sido el favorito de Isabel I de Inglaterra, pero en ese momento estaba a punto de ser ejecutado por traición. Por orden directa de la reina.

Se habían conocido pocos años atrás a través del conde de Leicester. Él enseguida había llamado su atención, tanto, que hasta los miembros de la Corte empezaron a rumorear sobre el porqué de la relación entre la reina y ese joven 33 años menor que ella. Además, pronto comprobaron que Robert no sabía disimular su ambición, ni, menos, su deseo de convertirse algún día en el hombre que derrotaría a los españoles. Ya al poco de conocer a la reina, en 1589, con 23 años, se había embarcado en dirección a Lisboa, en aquel momento bajo los Austrias, para batirse contra los soldados de Felipe II, sin cosechar otra cosa que una derrota y el enfado de Isabel I, pues ni siquiera le mencionó sus intenciones de conquista.  

Pero Essex, pese a todo, siguió siendo su favorito. Poco después logró de la reina algunos cargos que le permitieron superar sus dificultades financieras y en 1591, motivado por ella, viajó a Francia con el objetivo de batallar a favor de los intereses del rey Enrique IV y en contra de la Liga Católica. Pero, una vez más, fracasó estrepitosamente.

Essex no se dio por vencido y, nuevamente, organizó otra campaña, esta vez, para atacar el sur de España. Fue la única en donde tuvo éxito, pues logró entrar en el puerto de Cádiz en julio de 1596 y saquear la ciudad. Vivió así uno de sus momentos más dulces, pues, al regresar a Inglaterra, fue presentado como un héroe. Al menos, hasta que Isabel comprobó que el botín logrado no permitía cubrir los muchos gastos ocasionados por la empresa.

Una escena de The Private Lives of Elizabeth and Essex (1939), película basada en esta historia. Con Bette Davis y Errol Flynn

Cuando, solo unos pocos meses después, Devereux volvió a fracasar en la Expedición Essex-Raleigh contra España, ya la reina empezó a retirarle sus favores. Por eso cuando en 1598 se reunieron los nobles para designar a un nuevo miembro del Consejo y Essex trató de ubicar a uno de los suyos, Isabel no aceptó su propuesta. Esta decisión hizo que él se enfadara tanto que le volvió la espalda con un gesto despectivo, llevando a la reina a gritarle, tan enfurecida como sorprendida, delante de todos, “¡ve a que te ahorquen!”. Tras ello, se dirigió hacia Robert, y empezó a retorcerle la oreja, a lo que este contestó desenvainando su espada. No sucedió nada más, pues fue inmediatamente detenido por los asistentes y conminado a irse. Y así hizo, gritando que no volvería jamás a pisar la corte.

Aún así, este no fue el fin de sus relaciones, pues aún Isabel le envió a Irlanda como comandante en jefe con la misión de acabar con Tyrone, el caudillo que se había levantado en armas contra los ingleses con el apoyo de España. Sin embargo, Devereux fracasó de tal modo en su empresa que, desesperado, decidió jugárselo todo a una carta: se entrevistó con Tyrone y le ofreció una tregua. En teoría, secreta, pero igual, gracias a su red de espías, acabó sabiéndolo Isabel I, quien interpretó todo aquello como un golpe de Estado. Poco después Essex sería capturado, se le declararía culpable de traición y la reina firmaría su condena de muerte.

Así, con tres golpes de hacha en la Torre de Londres, y con solo 34 años, terminó sus días Robert Devereux. Después de haber soñado una y otra vez con ser una de las figuras más importantes de Inglaterra y uno de los héroes de su historia.