jueves, 28 de marzo de 2024 00:03h.

Siete poemas de Idea Vilariño

(Montevideo, 18 de agosto de 1920-Montevideo, 28 de abril de 2009)​

Nació en una familia de clase media que le inculcó su pasión por las letras. Su padre, Leandro Vilariña, era un poeta de ideología anarquista y su madre, Josefina Romani, una ávida lectora que conocía bien a los autores europeos.

Desde muy pronto Idea sufrió asma, además de un eccema. Esa fragilidad física le afectó emocionalmente, agravándose aún más su situación tras la temprana muerte de sus padres y de su hermano mayor.

Estudió música, pero su gran pasión fueron las letras. Ya en 1945 publicó su primer libro de poesía, La suplicante, obra que le permitió integrarse en el grupo de escritores que conforman la llamada “Generación del 45”, con nombres tan destacados como Mario Benedetti, Mario Arregui, Sarandy Cabrera, José Pedro Díaz, Carlos Real de Azúa, Ángel Rama, Carlos Martínez Moreno, Alfredo Gravina, Emir Rodríguez Monegal –uno de los principales apoyos de Idea- o Carlos Maggi.

Entre estos autores estuvo también el escritor Juan Carlos Onetti (1909-1994), con quien Idea sostendría una relación amorosa, tan difícil como apasionada, que ella reflejaría directamente en sus obras, también, después de que Onetti la abandonara para casarse con Dorothea Muhr, pues los dos siguieron viéndose como amantes.

Así, de esos años son sus obras Cielo Cielo (1947), Paraíso perdido (1949), Nocturnos (1955), Poemas de amor (1957) –en donde, de acuerdo a la crítica, ella retrata perfectamente la indecisión de Onetti-, Pobre Mundo  (1966), Poesía (1970) o No (1980).

En cuanto a su trabajo, Idea ejerció como profesora de Literatura de Enseñanza Secundaria de 1952 al golpe de Estado de 1973, pasando en 1985, una vez recuperada la democracia en el país, a ser docente de Literatura uruguaya en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República desde 1985. Además, fue traductora –muy reconocida por su labor- y formó parte de varias revistas, ya fuera por su labor como fundadora, con títulos como Clinamen y Número, o colaboradora (así, envío trabajos a Marcha, Brecha, Asir, La opinión o Texto crítico). Fue, también, compositora de canciones. De hecho, varias de sus obras forman parte de la música popular uruguaya, como, por ejemplo, A una paloma, La canción y el poema, Los orientales y Ya me voy pa’ la guerrilla.

Falleció en Montevideo, a los 88 años.

La poesía de Idea Vilariño transita por los extremos. Es tensa y urgente, con sus reflexiones sobre la vida, el recuerdo, las ausencias o, de forma especial, el amor y sus tristezas. Idea expone sus experiencias íntimas de forma tan intensa y angustiosa como bella. Como dijo la escritora Brenda Navarro: “Escribe con las vísceras, no le importa descarnarse frente al lector. (…) Es un dolor tan vivo que cualquiera podemos sentirlo como nuestro, porque sabemos que es algo que nos ha pasado o nos va a pasar”.

COMPARACIÓN

Como en la playa virgen
dobla el viento
el leve junco verde
que dibuja
un delicado círculo en la arena
así en mí
tu recuerdo.

ENTRE TUS BRAZOS...

Entre tus brazos
entre mis brazos
entre las blandas sábanas
entre la noche
tiernos
solos
feroces
entre la sombra
entre las horas
entre
un antes y un después.

LA SOLEDAD

Esta limitación esta barrera
esta separación
esta soledad la conciencia
la efímera gratuita cerrada
ensimismada conciencia
esta conciencia
existiendo nombrándose
fulgurando un instante
en la nada absoluta
en la noche absoluta
en el vacío.

Esta soledad
esta vanidad la conciencia
condenada impotente
que termina en sí misma
que se acaba
enclaustrada
en la luz
y que no obstante se alza
se envanece
se ciega
tapa el vacío con cortinas de humo
manotea ilusiones
y nunca toca nada
nunca conoce nada
nunca posee nada.
Esta ausencia distancia
este confinamiento
esta desesperada
esta vana infinita soledad
la conciencia.

LO QUE SIENTO POR TI ES TAN DIFÍCIL...

Lo que siento por ti es tan difícil.
No es de rosas abriéndose en el aire,
es de rosas abriéndose en el agua.
Lo que siento por ti. Esto que rueda
o se quiebra con tantos gestos tuyos
o que con tus palabras despedazas
y que luego incorporas en un gesto
y me invade en las horas amarillas
y me deja una dulce sed doblada.
Lo que siento por ti, tan doloroso
como pobre luz de las estrellas
que llega dolorida y fatigada.
Lo que siento por ti, y que sin embargo
anda tanto que a veces no te llega.

TAL VEZ NO ERA PENSAR, LA FÓRMULA, EL SECRETO...

Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto,
sino darse y tomar perdida, ingenuamente,
tal vez pude elegir, o necesariamente,
tenía que pedir sentido a toda cosa.
Tal vez no fue vivir este estar silenciosa
y despiadadamente al borde de la angustia
y este terco sentir debajo de su música
un silencio de muerte, de abismo a cada cosa.
Tal vez debí quedarme en los amores quietos
que podrían llenar mi vida con un nombre
en vez de buscar al evadido del hombre,
despojado, sin alma, ser puro, esqueleto.
Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto.
sino amarse y amar, perdida, ingenuamente.
Tal vez pude subir como una flor ardiente
o tener un profundo destino de semilla
en vez de esta terrible lucidez amarilla
y de este estar de estatua con los ojos vacíos.
Tal vez pude doblar este destino mío
en música inefable. O necesariamente...

TODO ES MUY SIMPLE

Todo es muy simple mucho
más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito
mi tiempo.

UNA VEZ

Soy mi padre y mi madre
soy mis hijos
y soy el mundo
soy la vida
y no soy nada
nadie
un pedazo animado
una visita
que no estuvo
que no estará después.

Estoy estando ahora
casi no sé más nada
como una vez estaban
otras cosas que fueron
como un cielo lejano
un mes
una semana
un día de verano
que otros días del mundo
disiparon.