Hermann Hesse: un solitario lobo estepario
Pocos autores como Hermann Hesse tuvieron tanta relevancia en las universidades americanas y europeas durante las décadas de 1960 y 1970. Siddhartha y, sobre todo, El lobo estepario, se convirtieron en textos de referencia, fuente de debate y objeto de lecturas conjuntas. Por todo lo que ofrecían de ruptura, los modelos sociales que ofrecían y los personajes e historias con quienes los lectores podían identificarse. Esto, en gran parte, porque, como señaló el historiador cultural Peter Gay, Hesse tuvo el asombroso don de “traducir sus neurosis en una prosa evocadora capaz de capturar el estado de ánimo de sus contemporáneos”.
La explicación de Gay no es exagerada. Desde muy pronto Hermann tuvo dificultades que le hicieron sufrir tanto a él como a sus padres. Fue un niño enfermizo acuciado por reiterados problemas que, se cree, eran de origen psicosomático. Así, la biografía que le dedicó Ralph Freedman en 1978 expone meticulosamente el conjunto de males que padecía: dolores de cabeza, molestias en los ojos, insomnio o, entre otros, ansiedad. En marzo de 1892, con 15 años escribió “quisiera partir como el sol en el ocaso”, y dos meses después trató de quitarse la vida. Sus padres decidieron ingresarlo en un centro de salud mental; y aunque se recuperó y retomó sus estudios, poco después abandonó todo. Comenzó entonces a trabajar como aprendiz de librero, pero solo aguantó tres días. Luego fue mecánico en una fábrica de relojes; hasta que catorce meses después se cansó de esa labor metódica y volvió al que había sido su primer oficio. Esta vez, para quedarse, principalmente porque desde entonces tuvo al alcance un sinfín de libros con los que compensar su falta de contactos sociales (“con los libros tenía más y mejores relaciones”, llegó a escribir). En 1898, con poco más de veinte años, publicó su primer libro de poemas; poco después, fue declarado no apto para el servicio militar por sus problemas de visión y su neuralgia; y en 1904 se casó con Maria Bernoulli, la primera de sus tres esposas.
Hermann Hesse de niño
En el mismo año de su boda comenzó a vivir de la literatura, tras la publicación de su primera novela, Peter Camenzind, a la que siguió Bajo las ruedas (1906), además de distintos relatos y poemas. Para él la literatura fue un modo de apartarse de sus muchas inseguridades y dolencias, pese a que eso no le evitó sufrir crisis, sobre todo, cuando su esposa empezó a demostrar síntomas evidentes de esquizofrenia.
Tampoco ayudó su espíritu contestatario. El estallido de la Gran Guerra le inundó del fervor bélico patriótico y hasta se presentó voluntario para combatir por su patria –por sus problemas de salud le enviaron a Berna para asistir a los prisioneros de guerra-, pero luego escribió un texto en donde pidió a los intelectuales que no se dejaran llevar por los nacionalismos y abandonaran las disputas. Algo imperdonable para unos medios que le acusaron de traicionar a su país. Estas polémicas políticas, junto a, sobre todo, la muerte de su padre, le arrojaron a una nueva crisis de la que saldría gracias a numerosas sesiones de psicoanálisis, grandes dosis de empeño personal y, por supuesto, la escritura. Como resultado de todo ello en 1919 publicó Demian bajo el seudónimo de Emil Sinclair.
Hermann Hesse en 1927
Separado ya de su esposa, marchó a la “Casa Camuzzi”, en Suiza, donde descubrió su gusto por la pintura y escribió Siddhartha, que tanta influencia tendría en los movimientos esotéricos de los años 60 y 70. Luego vino un segundo matrimonio, nunca consumado, nuevas novelas de menor calado y, finalmente, en 1927, El Lobo Estepario, el título que le dio el éxito masivo entre sus compatriotas.
Precisamente, aquello coincidió con las fechas en que comenzaba a notarse la influencia del nazismo en la sociedad alemana. Por eso en los años treinta inició El juego de los abalorios, en donde defendía la tesis contraria de Hitler: la necesidad de una cultura que sumara lo mejor de todas sus vertientes, más allá de cuestiones nacionalistas o raciales. De hecho, al ver que se apartaba a sus compatriotas judíos, empezó a escribir en revistas reseñas favorables a ellos y a los demás perseguidos por el nazismo. No le sirvió de mucho, pues pronto los medios dejaron de publicarlas. Estaba en Suiza cuando, finalmente, Europa se sumió en el caos y contempló con tristeza en qué se había convertido el mundo. Por eso se encerró allí, junto a su tercera esposa, Ninon, y, como en pasadas crisis, se entregó totalmente a la elaboración de su libro.
Hermann Hesse y su tercera esposa, Ninon, en 1955
Tras la aparición en 1943 de El juego de los abalorios ya no volvió a publicar más novelas. La concesión el Premio Nobel de Literatura tres años después fue una recompensa a su constancia y a su visión abierta al mundo, aunque, como sucede muchas veces, la fama que le dio el galardón no duró demasiado tiempo, hasta el punto de ser prácticamente olvidado durante sus últimos años de su vida. Nunca pudo imaginar que tras su muerte, en 1962, iba a convertirse en una de las grandes figuras de la literatura, pasando sus libros a estar entre los más leídos en numerosos países del mundo. Aunque aquel nunca hubiera sido su objetivo primordial.
Escritorio de Hesse, conservado en el Museo Gaienhofen
Conociendo la biografía de Hesse es normal que entendiera la literatura como una forma de sanación personal. Cuando 32 años después de la aparición de El lobo estepario publicó una nueva versión, lamentó que los lectores hubieran percibido solo una parte del mensaje que él quería expresar. Porque, sí, El lobo estepario retrataba una crisis, “pero no una que llevara a la destrucción, todo lo contrario: a curarse”. Eso es lo que con la escritura había tratado de hacer toda su vida.
Novelas de Hesse recomendadas:
- Demian (1919)
- Siddhartha (1922)
- El lobo estepario (1927)
- Narciso y Goldmundo (1930)
- El juego de los abalorios (1943)
Referencias:
- FREEDMAN, Ralp, Hermann Hesse: Pilgrim of Crisis: A Biography, 1978
- GAY, Peter, “A genius of selfredgard hesse”, The New York Times, 21 de julio de 1979.
- HALKIN, Ariela, The Enemy Reviewed: German Popular Literatura Through British Eyes, 1995.