En la década de 1770, por encargo del rey Carlos III, el cartógrafo y grabador Juan de la Cruz Cano y Olmedilla completó el mapa más perfecto de América del Sur que se había hecho jamás. Y sin embargo todo ese trabajo no obtuvo recompensa, pues, precisamente por esa exactitud, el monarca prohibió su publicación.
Fue en la noche del 14 al 15 de abril de 1912: el roce con un iceberg provocó el hundimiento del Titanic, uno de los grandes logros de la ingeniería del siglo XX. El barco que se había publicitado como “insumergible” se perdió en las frías aguas del océano Atlántico tras dos horas y media de horror, dejando tras de sí más de 1500 víctimas.
En su juventud Pedro Martínez de Luna (1328-1423) quiso ser militar, pero luego prefirió estudiar leyes e iniciar una carrera eclesiástica. En 1394, en pleno Cisma de Occidente, se convirtió en papa de Aviñón y tomó el nombre de Benedicto XIII. Desde entonces, y hasta la fecha de su muerte, pugnó con los representantes de Roma y del Vaticano para que los reinos europeos le reconocieran como el único papa legítimo. Su actitud popularizó –o, quizá, incluso, la originó- la expresión “mantenerse en sus trece”.
Una expedición ha logrado encontrar y filmar los restos del ‘Endurance’, el histórico barco del explorador Shackleton, hundido en 1915 cuando sus tripulantes trataban de cruzar la Antártida. El hallazgo, además, tiene mayor importancia por algo que los investigadores no esperaban: la nave se encuentra en un sorprendente buen estado de conservación.
Este 6 de enero se conmemora el 200 aniversario del nacimiento en Neubokow (Alemania) de Heinrich Schliemann (1822-1890), el hombre que en el siglo XIX descubrió Troya cuando muchos tildaban aquella empresa de imposible. Su búsqueda es una historia de esperanza, optimismo y lucha de una persona que nunca quiso aceptar las derrotas. Aunque aquello le llevara también a creerse algunas fantasías, entre ellas, la de haber hallado el Tesoro de Príamo y la tumba de Agamenón.
Durante cuarenta años se creyó que el denominado “Hombre de Piltdown” era el eslabón perdido que Darwin había mencionado en sus escritos. Su descubridor Charles Dawson (1864-1916) logró gracias a este homínido, que mezclaba rasgos humanos y simiescos, una fama y un reconocimiento reservados a muy pocos investigadores. Sin embargo, lo hizo manipulando los restos para fabricar una gran mentira que la comunidad científica apoyó durante varias décadas. Esta es su sorprendente historia.
Aunque la palabra “Kamehameha” forma parte hoy día de nuestra cultura popular, gracias al éxito del famoso manga de Akira Toriyama, es menos sabido su verdadero origen: la dinastía Kamehameha que reinó en el siglo XIX en Hawái. Su historia es la de un conjunto de monarcas que trataron de construir un estado independiente que lograra sumar sus creencias y modos tradicionales a los que llegaban del exterior. No fue, sin embargo fácil, y en el camino muchos de sus súbditos pagaron un alto precio. Esta es su historia.
En la capilla de San Miguel del monasterio de Pedralbes (Cataluña) hay una serie de murales que, por su calidad artística, están entre lo mejor del gótico español. Sin embargo, en ellos hay algo que llama la atención de los visitantes: un desesperado graffiti de amor que alguien grabó allí en el año 1415. Y que, inevitablemente, despierta nuestra imaginación.
Este año se ha publicado M. El hombre de la providencia, la segunda parte de la trilogía con la que Antonio Scurati busca indagar en la figura de Mussolini. Aprovechando que estamos en el aniversario de la llegada del “Duce” al poder tras la “Marcha sobre Roma”, queremos recordar algunos de los logros de las novelas de este autor y su capacidad para divulgar la historia del siglo XX desde perspectivas menos habituales.
Hace cuatro siglos y medio, un 16 de septiembre de 1560, un hombre llamado Arnaud du Tihl fue ahorcado en la localidad francesa de Artigat. ¿Su delito? Haber suplantado la identidad de un hombre que vivía en la población y “yacer” con la esposa de este. Un hecho que documentó en su día Jean de Coras, uno de los jueces encargados del caso, y que a fecha de hoy es uno de los que más fascinación ha generado dentro de la llamada “microhistoria”.
A mediados de la década de 1890 el matemático Percival Lowell (1855-1916) decidió construir un observatorio con el que esperaba corroborar una teoría de Giovanni Schiaparelli: la existencia de construcciones en Marte. Y todo, con un objeto: demostrar que estas se habían hecho artificialmente y, por tanto, que había vida inteligente en ese planeta. Fue un proyecto al que dedicó buena parte de su vida y que al final casi acabó con su prestigio científico. Por suerte, la vida le dio otra oportunidad: poco después ponía en marcha una investigación que permitiría que sus seguidores descubrieran Plutón.